Todos conocemos a personas de las que hemos pensado alguna vez: «parece que no quiere estar mejor». Les brindamos ayuda, escucha, atención, cariño, vías de escape, soluciones…. y nada sirve: no avanzan, se anclan en su malestar. ¿Por qué ocurre esto?
Cuando sufrimos una dolencia, una enfermedad física o emocional, las personas de nuestro entorno que nos quieren, habitualmente intervienen para minimizar nuestro malestar.
El problema viene cuando se asocia la conducta de quejarse a recibir una recompensa (mas mimos, mas atención…), es ahí cuando la conducta se refuerza y se vuelve más habitual, en ocasiones hasta convertirse en patológica. Ya no se pretende estar bien, los beneficios percibidos de sentirme así son mayores que el propio malestar.
Se pierde la empatía y se mantiene la conducta , incluso sabiendo que daña al otro, por ese extra de atención que se gana al victimizarse.
¡OJO! se corre el riesgo de que este comportamiento se cronifique y pueda derivar en un trastorno de personalidad narcisista.
Detectar estas conductas es clave para la salud mental tanto del emisor, como del receptor de las mismas. Brindarle ayuda psicoterapéutica es la mejor de las ayudas, si la rechaza hay que proteger nuestra propia salud mental. Implicarse demasiado no es la solución, con esto se consigue reforzar una conducta que al final es nociva para ambos.
No permitas que intervenga la culpa con pensamientos del tipo «no estoy siendo buen amigo/a», «no me puedo ir cuando mas me necesita», etc. No se puede ayudar a alguien que no quiere se ayudado.
Alejarse en estos casos y hacer que los refuerzos desaparezcan es la mejor opción.
Si no sabes como hacerlo, busca ayuda profesional, en las consultas de psicología contamos con las estrategias necesarias para ayudarte a manejar la situación con éxito.
