Muy a menudo las personas generamos malestar emocional que viene directamente derivado de no saber marcar nuestros limites. Muy a menudo pensar en poner limites nos lleva a sentirnos egoístas e incluso irrespetuosos.
En general, la mayoría de las personas no sabemos establecer límites en algunos de los distintos ambientes en los que nos relacionamos: laboral, familiar y social. Sin que nadie nos haya enseñado a poner límites de manera saludable, es difícil que sepamos encontrar de manera natural el equilibrio perfecto entre mantener los límites que hace que sintamos que nos invaden, y acercarnos lo suficiente a las personas para poder mantener relaciones de calidad que impliquen confianza, cercanía, respeto e intimidad.
No puedo decir que esto sea una tarea fácil, y menos cuando ya hemos permitido durante un tiempo que se hayan sobrepasado nuestros límites. Pero como todo aprendizaje es cuestión de ensayo y constancia.
Hay unos pasos básicos que necesitamos establecer para empezar a poner límites: Coge lápiz y papel.
- Autoconocimiento, reconocer las necesidades que tenemos: Para saber poner nuestros límites hay que saber cuáles son, y esto que parece una obviedad no siempre es así. Y este es un ejercicio que debemos hacer con cierta regularidad por si es necesario añadir alguno más y también para revisar si se están cumpliendo los preestablecidos.
- Reconocer las emociones que nos permiten saber cuándo se han incumplido estas necesidades.
- Saber comunicarnos con asertividad con la persona que este traspasando nuestras líneas rojas. Es muy habitual que el tema de comunicar nuestras necesidades sea el que mas incomodidad nos genera bien por falta de habilidades comunicativas y/o por miedo a la reacción de la otra persona.
Generalmente las personas que tienen más dificultades para poner límites son las que tienen una autoestima más baja. Y este este es el principio del trabajo en consulta para el profesional.
Aunque difícil, en algunos casos, no debemos dejar de realizar este ejercicio ya que los beneficios percibidos son muchos y muy buenos.
- Facilita las relaciones con las demás personas.
- Nos ayuda a respetarnos a nosotros mismos.
- Aumenta la autoestima de forma natural.
- Te hace más honesto/a.
- Te hace perder el miedo a ser quien eres.
En definitiva, hace que te cuides. Y la mejor forma de cuidarte es cuidar de tu salud mental.